Desde hace ya varios años hemos oído hablar a menudo de los llamados “ transgénicos ” o también denominados organismos genéticamente modificados, reconocibles por las siglas OGM.
Posiblemente, hayáis oído o leído algunas fuentes que defienden que se trata de una invención revolucionaria con grandes beneficios y que será capaz de salvar al mundo de la hambruna. Aunque por otra parte, también son muchas las fuentes que se posicionan totalmente en contra de la introducción de organismos transgénicos en nuestra sociedad por los efectos nocivos que estos pueden causar.
¿Qué son los transgénicos?
Un organismo transgénico es aquel que contiene un gen o genes que han sido insertados artificialmente mediante ingeniería genética, en lugar de ser adquiridos a través de la combinación del material genético de dos individuos mediante la reproducción.
El proceso de introducir un gen exógeno en un nuevo organismo se conoce como transgénesis.
Usos de los transgénicos
Una de las aplicaciones esenciales de los organismos transgénicos es su utilización para procesos de investigación experimental. Actualmente, por ejemplo, se llevan a cabo muchas investigaciones con transgénicos en diferentes ámbitos científicos, aunque uno de los modelos con más interés es el de investigación de enfermedades.
Otro uso habitual de los transgénicos lo encontramos en la producción primaria, centrado sobretodo en obtener mayor productividad y rentabilidad de actividades agrícolas como la horticultura y la ganadería.
Los cultivos transgénicos
Las plantas o cultivos transgénicos son aquellos cuyo ADN se modifica utilizando técnicas de ingeniería genética. La secuencia del gen insertado se conoce como el transgén y puede provenir de una planta no relacionada o de una especie completamente diferente.
La finalidad principal es introducir un nuevo rasgo en la planta que no ocurre naturalmente en la especie. El objetivo de insertar una combinación de genes en una planta es hacerla lo más útil y productiva posible. Este proceso puede proporcionar ventajas como la mejora de la vida útil, mayor rendimiento, una mejor calidad, resistencia a las plagas, tolerancia al calor, resistencia al frío y a la sequía, frente a una variedad de tensiones bióticas y abióticas. Por último, también pueden producirse con fines farmacéuticos.
Los alimentos transgénicos
Los cultivos transgénicos son utilizados como materia prima para elaborar diferentes tipos de alimentos dando lugar a los conocidos como alimentos transgénicos.
Aunque en primera instancia nos referimos habitualmente a alimentos transgénicos como frutas y hortalizas, es importante mencionar, de nuevo, que también podemos encontrar alimentos transgénicos de origen animal.
El uso de transgenes en ambos casos puede tener una variedad de finalidades tan diversas como objetivos se quieran conseguir. Al fin y al cabo, el resultado final de la aplicación de técnicas de modificación genética dependerà de los genes que se introduzcan en el ADN del alimento en cuestión. Veamos algunos de los posibles usos de los alimentos trasngénicos.
¿Para que se utilizan los alimentos transgénicos?
Todos conocemos la famosa oveja Dolly, una oveja obtenida por clonación en 1997 y alterada genéticamente para ser capaz de producir una proteína humana indispensable para la cura de algunas enfermedades. Este es solo uno de los muchos ejemplos que podemos encontrar en la aplicación de la ingeniería genética en especies animales para producir habitualmente proteínas con usos médicos.
No obstante, el uso de los organismos transgénicos en ganadería y en la industria de frutas y hortalizas no es siempre de interés social, ya que encontramos muchos casos dónde el objetivo es mayormente económico. En estos casos, la ingeniería genética se centra en la introducción de genes con los que se busca obtener productos transgénicos con elevados índices productivos.
Un ejemplo de ello lo podemos encontrar en la acuicultura donde se ha trabajado introduciendo en el genoma de algunas especies el gen de la hormona de crecimiento, logrando así peces de gran tamaño en un tiempo menor.
De la misma forma, se ha avanzado en una línea de producción de leche enriquecida con compuestos de mayor interés nutricional e incluso farmacológico mediante la codificación genética de la glándula mamaria de algunos mamíferos. Incluso se han diseñado genéticamente fermentos y bebidas que permiten obtener productos nutricionalmente enriquecidos.
¿A favor o en contra de los alimentos transgénicos?
Hasta el momento, hemos comentado varios puntos que son ciertamente interesantes, sobretodo si valoramos la multitud de usos médicos que se pueden dar a la aplicación de técnicas de modificación genética. Pero como en casi todas las cosas de la vida, encontramos otro lado de la moneda.
En esta última línea, encontramos los detractores de los alimentos transgénicos, los cuales suelen defender esta posición haciendo referencia a que estos organismos genéticamente modificados suponen sobretodo un beneficio económico para unos pocos más que para con la sociedad.
Las semillas de cultivos transgénicos diseñadas y producidas en laboratorios de grandes compañías multinacionales, de forma relativamente sencilla, son capaces de resistir el ataque de plagas o el uso de algunos herbicidas y a la vez proporcionan a los agricultores una mayor producción.
No obstante, esto supone un incremento del precio de dichas semillas y una pérdida de la práctica agrícola habitual de guardar semillas para la siguiente cosecha, lo cual supone pasar a depender prácticamente en su totalidad de las grandes compañías.
Una ventaja importante de los alimentos provenientes de plantas transgénicas, es su capacidad mejorada para soportar el transporte a larga distancia. Los cultivos modificados genéticamente se recogen, cuando todavía están verdes, se dejan madurar durante el transporte, por lo tanto, se obtiene una vida útil más larga. Incluso con períodos prolongados de envío y almacenamiento, el producto llega a su destino sin estropearse. Otras ventaja destacable es la resistencia ante determinadas plagas e incluso a largas épocas de sequía.
De acuerdo con los fabricantes de estos cultivos transgénicos, el uso de estas semillas arrojará una serie de beneficios, que incluyen mayores rendimientos y menores costos. Impulsan los cultivos transgénicos como una segunda “revolución verde”, pero no hablan de los efectos que estos pueden tener sobre la salud o sobre el medio ambiente.
Efectos de los productos transgénicos
El uso de cultivos transgénicos ha sido un problema durante muchos años. De hecho sigue siendo un tema de debate en la actualidad y con total seguridad seguirá siendo objeto de controversia en los próximos.
En general, podemos decir que se han planteado muchas preocupaciones en el ámbito de los transgénicos y que estas se dividen en dos categorías.
Una de ellas es sobre los efectos que el material genéticamente modificado podría tener en la salud humana. Por ejemplo, se ha sugerido que los cultivos transgénicos pueden ser, entre otros motivos, los causantes de alergias en algunas personas, aunque hoy en día, todavía es incierto si los cultivos transgénicos son la fuente de esta reacción.
Por otro lado, una preocupación al alza en los últimos años es acerca de si los cultivos transgénicos causan daño al medio ambiente. Un ejemplo que incluye el polen de maíz transgénico, que tiene la capacidad de matar las larvas de la mariposa monarca. Se ha demostrado que el maíz híbrido expresa una toxina bacteriana en su polen, que luego se dispersa a más de 60 mt por el viento. En este rango, el polen de maíz se deposita en otras plantas cerca de los campos de maíz, donde puede ser ingerido por otras especies, incluida la mariposa monarca esto llevándola a su muerte.
Los avances logrados con plantas transgénicas han tenido y seguirán teniendo un gran impacto en la vida de muchos. Aun así, los efectos reales de los OGM a nivel global son todavía un misterio por resolver al que se va abriendo paso la luz del conocimiento año tras año.
La agricultura ecológica y los alimentos transgénicos
El uso de la ingeniería genética para la producción de productos biofarmacéuticos como la eritropoyetina para tratar la anemia y la insulina para tratar la diabetes se encuentran en pleno auge y son cada vez más conocidos. Las generaciones futuras de plantas GM están destinadas a ser adecuadas para entornos hostiles y para la mejora del contenido de nutrientes, la producción de agentes farmacéuticos y la producción de bioenergía y biocombustibles.
Sin embargo, la propagación de cultivos transgénicos, sobre los que aún de desconocen muchos de sus efectos sobre la salud de las personas y sobre la naturaleza que nos rodea, amenaza a los agricultores orgánicos.
La contaminación de los campos y cultivos por OMG o la dispersión accidental de semillas OGM u otros, pueden introducir sustancias prohibidas en las cosechas y destruir los mercados orgánicos.
Por último, se cree que patentar semillas y otros productos de la naturaleza es erróneo y puede destruir agricultores independientes al ceder el control de insumos agrícolas cruciales a los monopolios y poner fin a la práctica tradicional de las semillas guardadas por los agricultores.
Además, des de la agricultura ecológica se defiende con mucha fuerza la posición que hemos ido comentando a lo largo de este artículo sobre la falta de estudios sólidos que demuestren con suficiente exactitud y especificidad los efectos adversos que pueden conllevar la introducción de cultivos OGM en nuestra sociedad.
En este sentido, no solo hablamos de los efectos sobre los ecosistemas naturales, la competitividad con especies autóctonas o con otras especies, sino también de los efectos sobre la salud que pueden conllevar dichos alimentos trangénicos en los consumidores de estos productos.
Estas consideraciones han conllevado que el uso de semillas y de cualquier otro producto modificado genéticamente esté totalmente prohibido en la agricultura y ganadería ecológica.

